Me imagino a la dama de rojo
Durmiendo sobre la mesa
Relajada, aún, mirando de reojo
Por si no viene alguien y la besa
Durmiendo sobre la mesa
Relajada, aún, mirando de reojo
Por si no viene alguien y la besa
Pero mi dama ya no tiene de su amor
Y su cuerpo se ve demacrado
Los tibios colores de sus tintes, tan vivos
Hasta los sueños se los llevaron
Y su cuerpo se ve demacrado
Los tibios colores de sus tintes, tan vivos
Hasta los sueños se los llevaron
Aún así, mi dama viste de rojo
Los pliegues de su cuerpo de vidrio,
Translúcido cual reflejo lunar,
Atraen algunos rayos de sol tibios
Que acarician el recuerdo del antojo
Los pliegues de su cuerpo de vidrio,
Translúcido cual reflejo lunar,
Atraen algunos rayos de sol tibios
Que acarician el recuerdo del antojo
Y ansío saborear nuevamente
El abrigo de aquella muchacha
Quien con sus reflejos oscuros miraba
Su cuerpo vacío y reluciente
El abrigo de aquella muchacha
Quien con sus reflejos oscuros miraba
Su cuerpo vacío y reluciente
Compartir aquel placer antes de nuestra cena
Con la única mujer con labios de seda
Antes de que caiga el sol, a las siete de la tarde
Antes de que apaguemos nuestra última vela
Con la única mujer con labios de seda
Antes de que caiga el sol, a las siete de la tarde
Antes de que apaguemos nuestra última vela
De Sebastián, dedicado a su amigo irrompible Jotacet y a la memoria de nuestra adorada "Hildita" y al "güisquicito" de las 19.
Nota al margen: está escrito como si Jotacet estuviera narrando. Éste es mi pie para retirarme, ahora sí, buenos días.
22/02/15
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